"Invierte siempre a largo plazo"
Warren Buffett
INTRODUCCIÓN
La idea de lograr diseñar una rutina de entrenamiento que se pueda mantener el resto de mi vida me parece atractiva si tenemos en cuenta que el ejercicio físico es uno de los pilares fundamentales para retrasar el envejecimiento y aumentar la esperanza de vida En un mundo donde cada día aparecen nuevos métodos que prometen resultados rápidos y que venden la idea de ser capaces de lograr objetivos muy específicos que ninguna otra rutina ha logrado antes dejar a un lado la inmediatez de los resultados y mirar al largo o muy largo plazo me resulta cada vez más necesario. Muchos serán los que prueben una rutina elegida según ciertas necesidades y, pasado un tiempo, cambien a otra radicalmente distinta, manteniendo esta tendencia durante años sin llegar a encontrar un sistema de entrenamiento consistente con el que se sientan cómodos; es más, con una buena dieta y cierta adherencia los resultados irán llegando, pero esas personas estarán siempre sometidas a la búsqueda de la novedad.
En contra de esta idea, mi objetivo es el de diseñar un sistema de entrenamiento que pueda ser empleada en distintos escenarios, maximizando las ganancias de una planificación a largo plazo mientras se adapta de la mejor forma posible a los diferentes momentos de la vida del atleta. Hablo de una rutina capaz de encontrar un hueco en el día a día de una persona normal, que tiene un trabajo a jornada completa y una familia y que aún así quiere mantener su forma física en los máximos que cada periodo de su vida le permita, una rutina útil desde la juventud, cuando quiera jugar un partido de fútbol con sus amigos, hasta la vejez, cuando lo que más le importará será posiblemente jugar con sus nietos en el parque.
Todo sistema de entrenamiento a largo plazo ha de tener en cuenta que el paso de la edad conlleva un declive inevitable de las capacidades físicas, de ahí que en su diseño tengamos la vista puesta en las necesidades tanto a corto como a medio, largo e incluso muy largo plazo.
ESTRUCTURA GENERAL DEL ENTRENAMIENTO
La RAE define fuerza como la capacidad para mover algo o a alguien que tenga peso o haga resistencia; la fuerza es la capacidad básica y principal del músculo, por lo que es la cualidad básica en torno a la que configuro mi sistema. Junto a ella, el otro protagonista es el acondicionamiento pues tanto la fuerza total como la capacidad cardiovascular (y su máximo representante, el VO2max) son dos de los principales determinantes de salud. A estos dos pilares básicos se unen tres componentes más que deben estar en perfecto equilibrio con los dos primeros y sin los cuales ninguno puede funcionar: estabilidad, movilidad (que incluye flexibilidad) y capacidad de recuperación. Esta rutina debe constituir un armazón estable sobre el cual será posible agregar trabajo accesorio cuando un enfoque más específico sea necesario. La intención es que sea válida para cualquier persona, desde el principiante que aún no ha dado sus primeros pasos en el mundo del deporte hasta el atleta con muchos años de experiencia, desde aquel que sólo tiene unas horas a la semana y necesita un sistema que constituya la base de su entrenamiento hasta aquel que ya practica un deporte concreto, pero necesita agregar el entrenamiento de fuerza como un sistema complementario. Quedan excluidos de esta planificación los deportistas profesionales, por tener otros requerimientos específicos.
La estructura general de la rutina está compuesta por cinco piezas básicas en equilibrio:
En términos generales y salvo que precises de una especialización en algún área concreta, una rutina equilibrada podría tener el siguiente reparto de trabajo semanal:
- Lunes: 60 minutos fuerza (énfasis tren inferior), 10 minutos estabilidad.
- Martes : 60 minutos zona 2, 10 minutos estabilidad.
- Miércoles: 60 minutos fuerza (énfasis tren superior), 10 minutos estabilidad.
- Jueves: 60 minutos zona 2, 10 minutos estabilidad.
- Viernes: 60 minutos de fuerza (énfasis tren inferior), 10 minutos estabilidad.
- Sábado: 60 minutos zona 2, 30 minutos zona 5, 10 minutos estabilidad.
- Domingo: 60 minutos fuerza (énfasis tren superior), 60 minutos zona 2.
FUERZA
Si trato de pensar en una cualidad física que tenga una transferencia a un mayor número de actividades de la vida diaria, ésta es la fuerza. Al fin y al cabo, como he comentado en muchas ocasiones, la función principal del músculo es hacer fuerza, y aunque este verdadero órgano hace mucho más, la fuerza es su razón de ser. Una rutina de fuerza para atletas generales, que se dediquen a otro deporte o mejor aún, quieran entrenar por salud, debería encontrar un punto intermedio entre las intensivas rutinas de gimnasio pensadas para culturistas o aspirantes a powerlifters profesionales y una tabla de ejercicios para tonificar que pueda proporcionarte el monitor de tu gimnasio/centro para socializar con los vecinos de tu comunidad donde el peso libre está prohibido.
Después de estudiar muchos programas de entrenamiento, hace años que me decanté por el sistema 5/3/1 diseñado por Jim Wendler. Aunque se trata de un entrenamiento cuyos fundamentos beben directamente del powerlifting, su creador hizo gala de sus bastos conocimientos y experiencia para lograr aterrizar al mundo de los mortales la base del entrenamiento de fuerza, logrando una rutina para personas del mundo real que quieren ser verdaderamente fuertes. La rutina se basa en realizar cada día un ejercicio principal (que en el caso original es uno de los cuatro grandes del levantamiento de peso, sentadilla, peso muerto, press de banca y press militar) y distintos ejercicios accesorios de empuje, tirón, miembro inferior y core, lo que convierte cada día en una rutina de cuerpo completo con énfasis en un movimiento concreto. Además, Wendler propone distintos rangos de series y repeticiones como trabajo complementario, lo que resulta en muy variadas rutinas. A esta rutina he superpuesto otras planificaciones algo menos conocidas a lo largo de los años, como el método Juggernaut, que explora otros rangos de repeticiones.
Tomando como base este sistema podemos establecer una una planificación a lo largo de la temporada estableciendo cuatro objetivos bien diferenciados: fuerza máxima, potencia e hipertrofia son relativos al entrenamiento de fuerza propiamente dicho, mientras que el cuarto, la resistencia, se enfoca más en potenciar el acondicionamiento manteniendo la fuerza. La rutina original 5/3/1 está pensada para realizar tres o cuatro sesiones de entrenamiento semanales; en el caso de nuestro, que enfatiza fuerza pero no deja de lado otras cualidades, recomiendo tres sesiones semanales dejando al menos 48 horas de descanso entre cada una para poder afrontar cada una de ellas con un rendimiento óptimo sumando trabajo del resto de áreas.
ACONDICIONAMIENTO
Podría elegir muchos nombres para este apartado, pero he elegido traducir directamente del inglés el término conditioning que hace referencia a la capacidad de mover el cuerpo durante un periodo determinado de tiempo con una velocidad e intensidad adecuadas, recurriendo a los distintos sistemas energéticos (fosfágenos de alta energía, glucógeno y ácidos grasos) según las características de la carga de trabajo a realizar. A efectos prácticos voy a separar dos tipos de entrenamiento: el acondicionamiento ligero engloba aquellos entrenamientos de baja intensidad y larga duración, donde la grasa es el principal sustrato energético y el metabolismo es predominantemente aeróbico; el acondicionamiento intenso, por el contrario, incluye entrenamientos cortos e intensos, donde el glucógeno y la creatina fosfato son la principal fuente de energía (son los sistemas anaeróbicos aláctico y láctico).
Es necesario aceptar que ningún atleta puede ser el mejor a la hora de aprovechar todos los sistemas energéticos, de modo que el objetivo más importante en este camino perpetuo a la salud debe ser maximizar la eficacia y la flexibilidad energética combinando distintos tipos de rutina, sin perjudicar las ganancias de fuerza e hipertrofia que también buscamos. Un esquema equilibrado y suficiente debería incluir semanalmente al menos tres horas totales de entrenamiento aeróbico dividido entre tres y cinco sesiones (más horas son posibles e incluso recomendables en ciertas fases, pero pueden interferir con la sostenibilidad a largo plazo de tu rutina) y una o dos sesiones de entrenamiento de alta intensidad.
MOVILIDAD
Movilidad y flexibilidad son cruciales para la realización de cualquier movimiento; entrenar estos aspectos que tan desapercibidos pasan a veces ayuda a prevenir lesiones, disminuye la inflamación, modula el dolor físico y mental, afecta a la velocidad de recuperación tras el ejercicio e incluso puede retardar la progresión de ciertas enfermedades. Es necesario contar con protocolos de movilización y estiramiento (estátito y dinámico) basados en ciencia que mejoren los rangos de movimiento de las articulaciones flexibilidad de las extremidades con la mínima inversión de tiempo necesaria. Después de años de revisar muchos protocolos he desarrollado mi propia secuencia de ejercicios que realizo a diario tanto antes de empezar como al finalizar cada sesión de entrenamiento, así como otras prácticas que ayudan a mantener o ganar rango de movimiento y mejorar la postura, las cuales repasaré en posteriores entradas.
ESTABILIDAD
La estabilidad, que también podemos denominar equilibrio o balance, es la capacidad que tenemos de mantenernos en una determinada posición o realizar un patrón de movimiento sin caer o perder el control de éste de forma significativa. La estabilidad puede considerarse como una pasarela a través de la cual el músculo transmite su fuerza al medio externo. Tendemos a pensar que el equilibrio es un proceso estático, pero el simple hecho de caminar en un suelo irregular pone en cuestión esa idea. Ninguna actividad puede realizarse sin equilibrio, pero dado que éste no se hace patente a no ser que esté alterado, solemos minimizar su importancia. El entrenamiento propio de estabilidad es la última de las categorías que introduje en mi rutina, pues también caí en la trampa de ignorarlo, dado que mi entrenamiento se basó durante años en levantamientos compuestos y movimientos rápidos, donde la estabilidad puede pasar desapercibida. Al comenzar a entrenar con ejercicios unilaterales que son mucho más demandantes a la hora de mantener la posición, los desequilibrios se hicieron patentes y vi necesario actuar. Dado que este apartado concreto no suele prolongarse más allá de los diez o quince minutos y al mismo tiempo no supone un gran impacto en tus músculos, te será posible entrenar la estabilidad con frecuencia; por eso, mi propuesta incluye entre seis y siete sesiones de estabilidad a la semana que incluyan un ejercicio o un circuito corto de ejercicios, normalmente al final de la sesión.
RECUPERACIÓN
El entrenamiento físico supone un estímulo que induce al organismo a progresar en aquellos parámetros sobre los que incide dicho entrenamiento. El estímulo óptimo, es decir, aquel que supera las capacidades actuales pero permanece dentro de unos límites tolerables, desencadena una respuesta que se explica a través del síndrome general de adaptación (o ley de Seyle), que incluye el conjunto de procesos que tienen lugar en el organismo cuando se aplica un determinado trabajo, en este caso el entrenamiento físico, que genera un desgaste o fatiga inicial el cual cursa con descenso del rendimiento y al que siguen una serie de mecanismos cardiovasculares, neurológicos, endocrinos y en otros ámbitos que permiten reparar los daños sufridos e incluso incrementar la calidad de los tejidos implicados mejorando el rendimiento inicial (supercompensación).
Para que la supercompensación tenga lugar necesitas tiempo, sin embargo, un descanso excesivo en duración y con una inactividad total resulta en un tiempo perdido que podrías dedicar a entrenar otras capacidades que no interfieran o incluso apoyen esta supercompensación. De este modo, la recuperación se convierte en un proceso importante que debes planificar como otro más de los componentes de tu entrenamiento y al que debes dedicar un tiempo determinado. Aplicando unas reglas básicas y algo de sentido común podrás recuperarte sin problema de tus entrenamientos, haciendo estos compatibles con tu día a día y progresando durante largos periodos de tiempo.